1-1 Romario Min.8
2-1 De la Rosa Min.22
3-1 Romario Min.27
4-1 FºJavier Min.31
5-1 Pablito Min.37
Si el lugar donde se supone que habita el diablo es el infierno, los tomareños, llamaron con fuerza a la puerta de Satanás por su comportamiento en la segunda mitad. Se autogeneró su propio pecado original y pidió empadronamiento en el limbo, pero con los tiempos que corren esto no es nada más que una mera metáfora de la historia que fue el partido.
El diablo sabe más por viejo que por diablo, y esto no se le puede atribuir a los Torreblanca esta temporada. Los de la barriada, no son ni la sombra de temporadas anteriores donde brillaban por su contundencia en defensa y su efectividad en ataque. Un equipo en construcción que si consigue salvar la categoría, dará que hablar la temporada que viene pero que en la presente, solo va a tocar sufrir.
El partido comenzó embadurnado del espíritu navideño de estas fechas, concediendo el típico regalito que los contrarios no desaprovecharon en el tramo inicial del partido. A partir de ahí, un simple acelerón de los tomareños les llevo a una tener una confortable renta al descanso con cuatro goles de diferente factura pero con una celebración dispar por parte de los componentes del equipo. Cada cual, puede celebrar los goles como le venga en gana, pero, lo que no se debe de perder es el sentido de la celebración en el aspecto colectivo.
Esto fue la antesala de una soporífera segundad mitad donde el encuentro tomó unas directrices que auguraban dos posibles variantes. La primera era la de golear a un rival, que con el paso del tiempo iba a ir desmoronándose poco a poco hasta entregar la plaza del partido, y la segunda, que el equipo cayera en una carrera absurda de galgos donde no existía ni por asomo la liebre. Para desgracia de los allí presentes, los chavales eligieron la opción canina.
Si el agua y el fuego no pueden tocarse, en el futbol, como en cualquier trabajo donde se arrima el hombro en equipo, es bueno que haya una pizca de competitividad sana, pero cuando se sale de esta raya y se cae en el umbral del celo, los resultados son desesperantes y sacan de quicio a cualquiera.
El experimento fue horroroso, brilló la egolatría y se amagó en la falta de respeto a los rivales, y menos mal que el contrario disparaba con balas de fogueo sino, estaríamos hablando de una derrota con cita previa.
Aunque parezca negativa la acción de los tomareños, cabe destacar la solvencia con la que estos salen de situaciones tácticas que les plantean los rivales en momentos concretos del partido, y saben auparse en el empuje ofensivo que les lleva a la victoria. En el plano práctico, junto al resultado, cabe reseñar que el año se cierra por primera vez con saldo positivo en el balance de goles a favor (+27), y en contra (-26), y comandando la goleada del campeonato. La que se le endosó a los palaciegos de La Liara el pasado 22 de noviembre (9-2).
El diablo sabe más por viejo que por diablo, y esto no se le puede atribuir a los Torreblanca esta temporada. Los de la barriada, no son ni la sombra de temporadas anteriores donde brillaban por su contundencia en defensa y su efectividad en ataque. Un equipo en construcción que si consigue salvar la categoría, dará que hablar la temporada que viene pero que en la presente, solo va a tocar sufrir.
El partido comenzó embadurnado del espíritu navideño de estas fechas, concediendo el típico regalito que los contrarios no desaprovecharon en el tramo inicial del partido. A partir de ahí, un simple acelerón de los tomareños les llevo a una tener una confortable renta al descanso con cuatro goles de diferente factura pero con una celebración dispar por parte de los componentes del equipo. Cada cual, puede celebrar los goles como le venga en gana, pero, lo que no se debe de perder es el sentido de la celebración en el aspecto colectivo.
Esto fue la antesala de una soporífera segundad mitad donde el encuentro tomó unas directrices que auguraban dos posibles variantes. La primera era la de golear a un rival, que con el paso del tiempo iba a ir desmoronándose poco a poco hasta entregar la plaza del partido, y la segunda, que el equipo cayera en una carrera absurda de galgos donde no existía ni por asomo la liebre. Para desgracia de los allí presentes, los chavales eligieron la opción canina.
Si el agua y el fuego no pueden tocarse, en el futbol, como en cualquier trabajo donde se arrima el hombro en equipo, es bueno que haya una pizca de competitividad sana, pero cuando se sale de esta raya y se cae en el umbral del celo, los resultados son desesperantes y sacan de quicio a cualquiera.
El experimento fue horroroso, brilló la egolatría y se amagó en la falta de respeto a los rivales, y menos mal que el contrario disparaba con balas de fogueo sino, estaríamos hablando de una derrota con cita previa.
Aunque parezca negativa la acción de los tomareños, cabe destacar la solvencia con la que estos salen de situaciones tácticas que les plantean los rivales en momentos concretos del partido, y saben auparse en el empuje ofensivo que les lleva a la victoria. En el plano práctico, junto al resultado, cabe reseñar que el año se cierra por primera vez con saldo positivo en el balance de goles a favor (+27), y en contra (-26), y comandando la goleada del campeonato. La que se le endosó a los palaciegos de La Liara el pasado 22 de noviembre (9-2).